07 noviembre, 2006

De espirales y otros centros...
De espirales, ramas y campanarios está mi mundo hecho...


Como una espiral, la vida viene a recrearse en los rincones del mundo, los colores no son los mismos pero sí la forma que subyace...espiral, movimiento, creación... Y así también en el útero materno y en las penas y en las olas y en los frutos del otoño y en el huracán... se deja vislumbrar la espiral compleja, la espiral galáctica, la materia llamando a la materia y, mientras tanto, la idea flotando en el Universo... En ese orden confuso vinieron a existir las vidas, la Vida.
Y en la vida que emerge por los cuatro costados de este mundo inquieto, vinieron los árboles a ser la promesa eterna, la sombra y la arena, el fuego y el agua. Y es en esas ramas donde la vida se frustra y se encoge sobre sí misma para hacerse espiral de fuego y de luz.

Y como testigos de nuestra existencia, vinieron a nacer los campanarios, pequeños, grandes, románicos, barrocos, reconstruidos, inventados... para ser nuestro punto de retorno eterno, nuestro faro de recuerdos.

L.D.S.
Cáceres- Septiembre de 2006.

Fuera de las estancias, a cielo abierto, a átomos envuelto se esfuerza la luna en ser metal brillante en los espejos. Y las agujas marcando inútilmente horas extrañas, ausentes de la arena que va marcando el transitar de los espacios. Una ventana aún encendida enviste con su dureza la oscuridad y, lejanas, las aguas encogidas se esconden en las fuentes cerradas. Agua, brillante espejo en movimiento, arrastrando la tierra y mezclándose con el aire, combatiendo el enemigo común, el fuego...
Y fuego vino a ser esta ventana para el cielo oscuro y la noche eterna de estrellas entregadas a la incandescencia del metal. Gotas de acero bordean los cristales, gotean marcando un ritmo continuo: fischss, poc...fischss,
poc...fischss, poc!
De pronto un gato sin orejas vino a pasar por debajo y una gota del acero se hundió en su lomo.
Ahora pasea un trozo de luna y estrellas por los tejados abiertos y las gatas que antes amaba huyen de su luz incandescente. Así de peligrosas son estas ventanas solitarias de locos nocturnos y otras especien en extinción... así se juega la luna su belleza, compitiendo con el acero de los gatos callejeros, estrellas de luz abiertas a la mar de la noche extraviada. L.D.S.